Nuestros huesos pueden hablarnos de conflictos emocionales y de las creencias en las que se fundamenta nuestra personalidad.
¿Podemos conocer qué hay detrás de determinadas enfermedades o dolencias a través de nuestros huesos?
Seguramente sabrás, por los libros de la escuela, que estás conformado de 206 huesos que soportan tu carga de la cabeza a los pies. Pero quizás no sabes que cada hueso, desde el cráneo hasta los metatarsianos, tienen una información que cartografía tu historia en base a las situaciones que yo llamo de alto impacto emocional.
Un impacto es un conflicto emocional causado por una situación emergente, de un síntoma o enfermedad. Y ello produce un conjunto de respuestas físicas, conductuales y emocionales que una persona manifiesta bajo la presencia de una situación percibida como amenazante y que desborda los propios recursos para poder abordarla.
¿Las creencias esculpen nuestro cuerpo?
¿Alguna vez has vivido una situación de alto estrés emocional donde la sola idea de pensar en ella, te hiciera sentir una losa sobre ti?
¿En alguna ocasión tu cuerpo ha adoptado una postura encorva y recogida ante una situación de juicio, amenaza o burla?
Cada hueso de tu cuerpo tiene la función de sostenerte como los pilares sostienen tu casa. Y tus creencias son los fundamentos que hacen que se levante hacia el cielo o caiga.
No voy a negar que el sedentarismo y el estilo de vida juegan un papel muy importante, pero tampoco me podrás negar que detrás de una persona sedentaria, está la creencia personal de «no quiero» o «no puedo hacer nada».
Recuerdo un día que acompañé a una familiar a una visita al traumatólogo para un examen de densidad ósea. El médico nos comentó lo importante que es en las jóvenes realizar ejercicio físico, porque repercute durante la menopausia en la mujer. Ahí, mi mente dio «un brinco», como dirían en México. ¿No será que la joven no deportista no es hacedora de actividad porque lleva la creencia inconsciente de incapacidad para el rendimiento o la competitividad?
A estas alturas, ya sabrás que detrás del sistema osteomuscular está la falta de rendimiento, la desvalorización y la impotencia en la acción u obtención de resultados, objetivos, metas o deseos.
Las articulaciones viven del movimiento, pero con moderación. Nuestro cuerpo no está hecho para trabajar muchas horas frente al ordenador, de la misma forma que no está hecho para mantener la misma postura durante horas y horas. Como consecuencia de ello, puede producirse acortamiento, degeneración o agarrotamiento muscular, alteraciones en el metabolismo de las articulaciones, propensión a lesiones, dolores, con potencial para sufrir conflictos como «mis rodillas ya no valen para nada» o «estoy demasiado mayor»…
Hablemos de conflictos asociados a nuestras manos
Hablamos de conflictos asociados al hacer, a la acción y al resultado.
Una de las partes más involucradas en ello son las manos.
Enfermedades como la artritis, tendinitis, síndrome del túnel carpiano, fracturas, etc. nos hablan de conflictos de desvalorización relacionados con la torpeza en el hacer, cuando la persona se critica o es criticada por hacer hecho algo mal o por haber fracasado en alguna actividad realizada con las manos.
El tipo de personalidad que vamos a encontrarnos detrás será el perfeccionista, que se juzga o es juzgado por alguna autoridad.
Porque detrás del conflicto de desvalorización siempre estará la autoridad como juez o verdugo.
Un ejemplo de ello sería Pierre-Auguste Renoir, el pintor impresionista que padeció los últimos 25 años de su vida una artritis reumatoide severa. A Renoir, se le conoció en su vejez por su carácter malhumorado, avaro y pueril.
Así que cuidado con no criticar tus manos, pues son tus habilidosos dedos los que permiten entretejer el hilo de tu historia.
Si te ha gustado nuestro artículo, háznoslo saber y seguiremos desenmarañando el impacto emocional de tu cuerpo.
NOELIA BONIFACIO