Dolor

En este artículo, me gustaría focalizarme en el dolor y en por qué lo sentimos.

¿Por qué nuestro cuerpo necesita del dolor?

Este proceso tiene un tiempo de acción con el único propósito de permitirnos sobrevivir. Entonces, ¿qué ocurre entonces cuando la exposición al estímulo que genera dolor y  la intensidad del mismo se mantiene en el tiempo?
Recordemos que protegerse, evitarlo y reconocerlo acciona una de las tantas capacidades para la supervivencia en las especies, es fisiológico.

A este dolor le llamamos dolor agudo, autolimitado en el tiempo.

Sin embargo, el que se mantiene y prolonga en el tiempo no posee una función protectora y, más que un síntoma, genera una enfermedad en sí misma. No es autolimitado, pudiendo persistir por tiempo prolongado después de la lesión inicial, incluso en ausencia de lesión periférica.

En general, aunque no siempre es así, suele ser refractario a múltiples tratamientos y está asociado a numerosos síntomas psicológicos, algunos de los cuales son: ansiedad crónica, miedo, depresión, insomnio y alteraciones en las relaciones sociales. Hay otros dolores y formas de clasificarlos, pero serán tema de otro escrito.

En éste, quisiera diferenciar lo que es dolor de lo que llamamos inflamación.
Ambos procesos pueden coexistir, pero no toda sensación dolorosa conlleva un proceso inflamatorio. Recordemos que el proceso de sentir un dolor desde leve a elevado tiene un propósito: el de protegernos de algo que nos puede hacer daño.

Por lo tanto, ya surge un concepto claro: conceptualizar esa utilidad nos expresa una necesidad y esa necesidad genera una prioridad que será expresada por la persona a través de su propia realidad y desde la esfera en la que ella perciba la misma.

¿Se puede tratar el dolor con hipnosis?

Ir un poco más allá del síntoma, es el trabajo que nos proponemos como acompañantes terapéuticos.

Esto conlleva el desarrollo de habilidades nuevas y conductas  alternativas. Para trabajar necesitamos la colaboración activa del
paciente o consultante, para que se desarrolle un nuevo modo, una nueva manera de ver lo que le ocurre, adaptarse y aceptar comprendiendo el proceso y desde su intención de encontrar un cambio, respetando su propio sentir desde una mirada compasiva e integrativa.

El uso de una técnica como la hipnosis nos acerca mucho a esa integración, para que la persona desarrolle potenciales de neuro- adaptabilidad y encuentre habilidades nuevas, propias y, además, conductas alternativas. Para ello, debe participar activamente en sentirse y observarse de manera diferente ante su respuesta a ese primer estímulo llamado “noxa”, término derivado del latín que refiere a detrimento o daño externo o interno que genera una molestia al organismo y es entregada a nuestro cerebro desde las miles de fibras nerviosas receptoras de nuestro organismo.
Sentir una molestia nos permite retirarnos y, si no es posible porque es interna, de cualquier manera nos  generará una conducta que nos avisa que algo no está como debiera estar. La propuesta es retirarnos de las creencias, sensaciones y la tolerancia, para lograr la aceptación y compasión que cada proceso precisa, por ser único e irrepetible.
Por tanto, el dolor será sentido y expresado de acuerdo a la manera inherente y única de cada uno de nosotros.

Los umbrales del Dolor

A este punto agregamos lo que los médicos llamamos umbrales.

¿ Y eso qué significa?

Umbral alto es tal cual lo que expresa, una persona que siente poco el dolor al percibir una noxa y decimos que puede “tolerar” de mejor manera algo que para otro es considerado no posible.

Aquí quiero expresar una opinión personal sobre la palabra “tolerar”. Considero que“tolerar” se asemeja a resignar, esta es mi manera de verlo, por lo que me gustaría decir que alguien que tiene un umbral alto de dolor refleja una manera “diferente” de sentir, y a igual estímulo, un otro siente “diferente”, o tiene bajo umbral.  Ésta sería la persona que refleja de manera maximizada el sentir ante ese estímulo o noxa. No significa que magnifica el dolor, significa que lo resiste menos o lo que es decir: su sensibilidad es mayor a igual estímulo o noxa que el que presenta un umbral alto.

Por cierto, diferente cambia mi manera de sentir en el cerebro a tolerar y es importante para el terapeuta y para el consultante, no genera crítica, sino aceptación a lo diferente.
Luego de esta explicación queda claro y repito, existe entre nosotros una diferencia en el sentir dolor o la manera de expresarnos por el mismo, que es individual. Ésto nos alerta y enseña que todos no sentimos de la misma manera y no todos, en algunas circunstancias, queremos dejarlo atrás, inclusive a veces no podemos hacerlo.

El tratamiento del dolor en terapia

Finalmente, veamos cómo acompañar a las personas donde el dolor es transformado en“DOLOR”, el cual se perpetúa una vez que todo acabó y, sin embargo, se sostiene en el tiempo.
¿De qué manera es necesario abordarlo?

La respuesta es la integración.

Es aquí donde todas las disciplinas que acompañan a una persona para obtener una sanación o brindar un tratamiento, cualquiera siempre que sea válida, se deberán integrar, para brindar acompañamiento seguro.

Es necesario comprender que, más allá de los tratamientos, uno de nuestros aliados más poderoso es nuestra propia mente y el rapport que se genera entre consultante y terapeuta.

Encontrar juntos las razones biológicas, físicas y psicológicas del dolor que se cronifica es una tarea multidisciplinaria, a lo que uds me dirán y “¿a quién le interesa perpetuar un estado doloroso?”. Mi respuesta es: a nadie, lógicamente, pero quien lo sostiene, ¿realmente lo necesita? Y es allí, desde una mirada integral, donde se trabajará con la psique, el cuerpo y el alma y con su maravillosa capacidad para poder abordar esas sensaciones vividas de una manera específica e irrepetible por cada uno de nosotros.

Y ¿para qué? para poder ser reconocida e intentar bucear en nuestro interior permitiendo resignificar el evento, observar nuestras conductas y acompañar el proceso médico y terapéutico. De esa forma, nos permitiremos encontrar lo que realmente necesitamos y que el dolor no sea un estímulo permanente en nuestra forma de vivir.

Hay una frase de Boris Cyrulnik que me encanta:

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”

Sandra Salgado

Médica especialista en Anestesiología e Hipnoterapeuta Clínica. 

Formadora en NoeBo Institute

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